Esta
mañana he cogido el teléfono y la he llamado. El tono de su voz retornaba a la
normalidad y quedamos en la plaza del pueblo. El frío me calaba hasta los
huesos la volví a llamar para ver si estaba de camino, andaba en medio de la
Calle Nueva, así que fui a su encuentro.
El aire desagradable y gélido nos llevó hasta
mi casa. Le ofrecí una infusión. Y mientras se la preparaba mis palabras se centraron
en el viaje del pasado fin de semana, comentándole nuestro encuentro en Madrid.
Me miraba y me sonreía por las anécdotas que nos pasaron. Una vez sentadas ante
la mesa con el aroma de té y manzanilla en el aire, saqué el libro de su
envoltorio y se lo ofrecí indicándole que era un regalo muy especial y que tú
se lo habías dedicado. Leyó muy atentamente la dedicatoria y luego miró la
contraportada para ver tu fotografía. Me preguntó que cuándo y dónde nos
conocimos y le hice un breve balance, desde aquel año de crisis profunda que
nos unió, pasando por lo de nuestro padre, y concluyendo con lo de tu tía…
Abrió el libro y leyó el primer párrafo y comenzó a reír… Lo mejor fue lo que
me dijo: Tengo
ganas de vivir…
Cuando
la tristeza anida en el corazón, debido a las profundas heridas producidas por el
pasado, el mejor remedio para comenzar a sanarse es la risa.
Ahora
sé que ha sido todo un acierto haber seguido mi intuición, que me decía que le
regalara “Adoro a Mauro” de Yolanda Quiralte. Gracias a este presente mi
hermana volverá a ser ella.
Muchas
gracias querida Mili.
Llorando de emoción me tienes. Gracias a ti. Sin duda alguna, mereció la pema escribir Mauro solo para ver reír a tu hermana.
ResponderEliminarUn abrazo grandote
No sabes lo feliz que estoy hoy por lo ocurrido esta mañana Yolanda... no tengo palabras.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Preciosa entrada, Lola. Ese libro no sólo arranca mil y una sonrisas (e incluso carcajadas, sino que además convierte un día gris en algo multicolor.
ResponderEliminarUn beso enorme
Por eso merece ser recomendado. En el Encuentro me llevé dos, uno como pone en la entrada se lo regalé a mi hermana, que tras el fallecimiento de nuestro padre no ha levantado cabeza y el otro a una amiga mía que también está pasando por un mal momento. Ya se sabe que la risoterapia hace milagros. Yo diría que "Adoro a Mauro" es un libro sanador y liberador.Y en los tiempos que estamos la risa se necesita más que nunca.
EliminarBesos.
Acabo de volver a leer esto y he vuelto a emocionarme. Jo qué suerte tengo!
ResponderEliminarMili
Mili llegó a mi vida cuando más la necesitaba Castell Vell...
EliminarYo también me siento afortunada...
Gracias por tus palabras.