domingo, 27 de agosto de 2017

PAISAJES DEL RECUERDO


La distancia forjó un camino en los sueños.  El sol anaranjado de finales de agosto, en aquel hermoso lago, la barca los esperaba. Antes de llegar a su destino, él le habló a ella como el susurro del viento.
― ¿Me dejarás amarte en la barca?― preguntó besándola sin aliento.
El gemido de afirmación, lo encendió como una antorcha en una fría noche.
Sus ojos de gata lo devoraron por completo.
― Y en nuestra cabaña me amarás otra vez― respondió ella mordiéndole el labio.
La afirmación fue la confirmación de los deseos de ambos.
El  delirante ocaso se transformó en una tormenta de estrellas fugaces, de explosiones estelares, tan intensas como las huellas geológicas marcando para siempre las duras rocas.

Tras años separados, como dos extraños que nunca se encontraron.  Aquel momento se repetía como una canción ancestral. Sólo con ver una imagen de lo que vivieron, en aquel paisaje que los unió en un solo ser,  todo emergía para recordarles que había sido verdad, mientras duró  fue auténtico y sincero, aunque ahora lo negasen y el tiempo con su eterno silencio quisiera borrarlo en el olvido. Sus almas sabían que la realidad superaba y transcendía cualquier situación. Y cada vez que ambos veían una de esas imágenes sus almas gritaban saltando libres de sus pechos, reviviendo esos maravillosos recuerdos.





© LOLA SÁNCHEZ