jueves, 12 de abril de 2012

Nostalgia de la Infancia

          Cada domingo, se levantaba dando saltitos de alegría de su cama a la habitación de sus padres. Con sólo cuatro años la inquietud era su estado natural. Unos brazos fuertes la alzaban siempre, para continuar flotando con sus pequeñas alas de niña enamorada de su sonriente padre. Las manos enormes de su progenitor abarcaban todo su minúsculo trasero.
  ─ ¡ Otra vez papi !
         Y a continuación el sonido de las risas de ambos se expandía por toda la estancia. La levantaba a pulso y como si de un pájaro a punto de aprender su primer vuelo, la lanzaba sobre la cama, una y otra vez. Se había convertido en un ritual delicioso, como los días que se hacían tortas con chocolate o aquellas salidas en las tardes de verano donde comían un palo de vainilla helada. Cada noche, cuando ella se quedaba dormida viendo la tele, él la llevaba hasta su cama, la arropaba y la besaba cariñosamente.
         Una sonrisa melancólica se plasmó en su mirada. El recuerdo del día de la pedrada cruzó por su mente veloz. Aquel domingo salió emocionada a jugar a la calle. Estrenaba su nuevo cochecito de capota que le había regalado su padre . Y ocurrió las cosas que le pasan a los niños... Otra niña, vecina del barrio, quiso jugar con su carrito y ella se negó rotundamente, el resultado: una pedrada en la cabeza. La llevaron corriendo al médico, y mientras le ponían varios puntos de sutura su padre la abrazaba con intensidad animándola, no derramó ni una sola lágrima. Aquel día no cumplió ese ritual. Hubiera sido mejor haberse quedado planeando como los aviones mirando el paisaje verdoso de unos ojos que la mantenían firme sobre el aire. No hubo más pedradas desde entonces y muchos domingos de montaña rusa con su padre.



           El cuerpo de niña se fue transformando con el paso de los años en el de una mujer. Aferrada a las manos de un anciano pasea por el patio de su antigua casa. Ahora ella era la adulta, y él, su padre, se había convertido en un niño...
 Si pudiera ahora mismo te llevaría a la habitación y te elevaría para navegar sobre las nubes.
La misma conversación todos los días, donde ella le decía siempre las mismas palabras y donde él respondía con la misma frase.
Me conformo con que me arropes y me beses cada noche.



Este micro se lo dedico a Eduardo Sánchez Casado, mi padre, que a principio de este mes de mayo, nos dejó. ¡¡¡¡¡" Va para ti, Papá"!!!!

5 comentarios:

  1. Qué bonito y qué bien escrito. Enhorabuena.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Teresa, estoy aprendiendo, despacito y con buena letra. En breve me atreveré con algo más largo. Muchos besos guapísima.

      Eliminar
  2. Ay Pili, qué precioso, y más sabiendo lo que encierra. Ojalá, pudiera estar cerquita para darte un abracito. Sigue escribiendo. Te quiero mucho.
    BEsos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Encierra muchísimo Yolanda, parte es realidad y otra parte es ficción, pero sobre todo lo he realizado pensando en mi padre, de hecho las manos que aparecen en la fotografía son de él. Le hice la foto el otro día, cuando ya tenía parte del relatito terminado. Y no te preocupes que seguiré escribiendo... Los miedos están desapareciendo. Muchos besos guapísima. Yo también te quiero muchísimo.

      Eliminar
  3. Esas manos tan fuertes y firmes, te abrazarán siempre. Siempre. Besos.

    ResponderEliminar