viernes, 13 de marzo de 2015

Día 26 de Febrero 2015. MIRADAS.


MIRADAS

En soledad, David, caminaba por el sendero que en otro tiempo recorrió con su mejor amigo, los años le pesaban cada vez más, anidaban bajo su cabeza como enormes nidos de pájaros que no emigraban. Ensimismado en su mundo del pasado, se paró en la orilla del río donde solían ir a pescar. Escuchó su risa en la otra orilla. El viento agitó su pelo risado, tenía sus pies sumergidos en las heladas aguas, chapoteando como una niña. Ella lo miró fijamente a los ojos. Y fue como si todo se paralizara, como si ya nada existiera, su pasado se había esfumado, y toda su atención y conciencia se puso en el presente, sí, un regalo eran sus pupilas El calambre lo recorrió de los pies a la cabeza, como una culebra que subía de forma fría,  sigilosa, recorriendo su columna. El verde de su mirada lo llevó a otro tiempo, a un pasado remoto, donde ambos se besaban, donde las risas se mezclaba con las olas de un mar en calma. Miles de abrazos, y una amarga despedida que los alejaba el uno del otro. Un viaje a otros tiempos lejanos, como fotogramas de una vieja película. Todo se detuvo, y ambos conectaron más allá de lo físico, en ese momento sus almas salieron del cuerpo para abrazarse y ese instante se convirtió en eterno. Un deseo dormido en ambos corazones se despertó furioso como ceniza ardiendo, viva, que de la muerte renace como un Ave Fénix. Todo duró sólo un minuto, pero fue como si ambos  hubieran vivido toda una vida. El lazo se rompió cuando su compañero la abrazó por la espalda y ella retiró la mirada. Una barrera de hielo se había interpuesto entre ambos, y él la sintió inalcanzable, pero ella lo volvió a mirar, y de nuevo el hilo invisible de unión entre ambos se activó haciendo que sus corazones se llamaran, un reclamo de un amor que tarde o temprano debía ser consumado. Pues las miradas de ese tipo sólo se dan una vez en cada vida, miradas que hablan, miradas donde se hace el amor con el alma.


© LOLA SÁNCHEZ

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