Gabriel
apretaba con fuerza el único recuerdo de ella entre sus manos, un colgante, se
lo regaló por su cumpleaños, sus oídos se inundaban con la canción que ella le
dedicó aquel día tan especial. Apenas había podido conciliar el sueño, era
imposible, le había dicho cosas horribles, a la única mujer que realmente había
amado… Y todo porque la situación era muy injusta, esa injusticia le había
llevado a desconfiar de ella. Un enorme nudo en el estómago no lo dejaba
respirar… Llevaba años sin escribir, su especialidad eran los poemas. Aquel día
necesitaba desahogarse en el blanco de las hojas de papel, en su interior se
desbordaba la desesperación, la rabia, los celos, la impotencia, y un deseo
desorbitado por tenerla cerca. Pero bajo todo eso existía ese amor descomunal
que lo mantenía de pie. Con manos temblorosas tomó la pluma estilográfica y
comenzó a desnudarse por dentro…
"Como
olvidarte, dime como puedo olvidar tus ojos
que
alumbraban mi universo…
Eres
esa mirada que buscaba en cada atardecer
Cuando
era un adolescente,
¿Dónde
estabas todo este tiempo?
Como
olvidarte si eres mi otra mitad…
Hacerte
desaparecer es mi propia muerte,
negarme a mí mismo.
Tú
eras aquella mujer con la que podía hablar a través de la luna llena,
aquella que me hacía estremecer en las cálidas
noches de verano bajo un manto de estrellas…
Como
desterrarte si me estoy condenando en vida...
Pero
lo he hecho…
Y
Ahora busco otros besos y otros brazos para borrarte,
Que
iluso soy… jamás podré amar a otra como te amo a ti
Esa
es mi cruz…
Y
te sigo buscando en la madrugada,
y te encuentro…
Mi
alma se revela
Pues
ya no la tengo se fue contigo para siempre…
Ahora
soy un ser sin esencia,
un
autómata sin vida.
Amando
sin amar…"
©
LOLA SÁNCHEZ
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