martes, 24 de febrero de 2015

Día 21 de Febrero de 2015. VOLVERÁ.



VOLVERÁ

Alejandro la miraba ensimismado, tenía tan sólo diez años, y para él Eli era como las estrellas que le enseñaba su padre en las noches de verano, se quedaría todo el día observándola, lo atraía como la luna atrae las olas del mar. Y Eli desde que lo conoció en ese nuevo curso, fue cruzar una palabra con él y hacerla reír, y pocos chicos de su edad conseguían eso, así se hicieron inseparables. Hacían los deberes juntos, aprendían el uno del otro, y aunque tuvieran ambos sus amigos, ellos se buscaban para cada día  para disfrutar de su mutua compañía . Así pasó todo un curso. El verano se acercaba, y las vacaciones. Él no estaba dispuesto a pasar ese verano sin verla, y sin jugar con ella. Eli se acercó a él, "Ale, te doy esto es mi nueva dirección, para que me escribas, a mi padre lo trasladan a otro país por trabajo" ella lo miraba con gran tristeza, y este se quedó sin palabras. Al ver que estaba paralizado, se acercó y le dio un beso de despedida en la mejilla, antes de que ella se separara él la beso en los labios, al ser tan niños, su primer beso fue pura magia como si una delicada mariposa se posara en una preciosa flor, de gran inocencia, de puro amor. "Te escribiré" le dijo él rodeándola, abrazándola. 
Estuvieron escribiéndose todo el verano y parte del otoño, hasta que al padre de Eli lo volvieron a trasladar, y esperó que llegara una nueva carta con la nueva dirección. Y esa carta no llegó nunca, pasaron los años y el niño se convirtió en un hombre. 
Trasteando en su baúl de la infancia, él encontró las cartas de ella y los recuerdos lo invadieron, "¿Qué habría sido de Eli?" Se llevó las cartas, y se puso a buscarla por Internet y cual fue su sorpresa que ella vivía en su misma cuidad. Le mandó una solicitud de amistad. Pero pasaron las semanas y no recibió respuesta. Bueno lo había intentado, no insistiría. Salió a dar un paseo y había una chica de pelo castaño y ojos verdes que miraba con curiosidad su casa, al acercase a ella, se quedó sin palabras, era Eli, "¿Ale?" lo había reconocido. Se acercaron y ella se lanzó a sus brazos, él se quedó sin aliento, por dios, esa sensación que sintió cuando tenía diez años se destapó y resurgió en su corazón como un torrente de agua de manantial, pero ahora se mezclaba con el  fuego y la pasión que su niño desconocía. Eli no se lo podía creer, lo había encontrado, ella jamás lo pudo olvidar, era su amor de la infancia, y al abrazarlo fue como un resurgir, el sentimiento no se había desvanecido, al contrario, explotó en su pecho lleno de luces de fuegos artificiales. Y ocurrió como en la infancia, a partir de ese momento no dejaron de verse, y se convirtieron en uña y carne, y esa unión se selló con un beso que los llevó a otros y al fundirse en cuerpo y alma, esta vez las tres partes de él, y las tres partes de ella formaron un todo. El niño, el adolescente y el adulto se amaban en un sólo ser.




© LOLA SÁNCHEZ

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