miércoles, 25 de febrero de 2015

Día 22 de Febrero 2015. CONDICIONES.



CONDICIONES

Ella tuvo que aceptar las condiciones de él, no le quedaba otra, porque la otra opción era no saber nada de él, nunca más, y eso era la muerte para ella. Sí, ella podría vivir sin él, podría estar sin él, pero estaría como una autómata, manejada por la corriente de la vida, dejándose llevar como una pluma que es arrastrada y lanzada al aire sin saber, dónde y cómo caer. Ella lo comprendía, porque la situación no era sencilla, y porque lo que sentía por él iba más allá de todo lo que les estaba pasando. Sus almas eran del mismo fruto, de la misma hoja, y eso era algo que no podían controlar, por mucho que lo intentaran . Ella se callaba muchas cosas, verdades que se quedarían guardadas en su corazón, tesoros que sólo les pertenecía a ellos dos. Ella decidió mirar dentro, y hacer lo que debió hacer hace tiempo, mirar por ella, estaba en un proceso de transformación y la calma era fundamental, y por lo menos el hecho de que él estuviera con esas condiciones le daba esa paz que necesitaba en ese momento, aunque ella sabía que era sólo pasajero. Para ella él era más que su protector, más que un hermano, alguien que a niveles más elevados encajaban a la perfección, a esos niveles ellos hablaban el mismo idioma. Por eso no podían estar el uno sin el otro, aunque la vida los alejaba, sus almas siempre seguirían unidas, y en eso la mente no mandaba, la esencia de cada ser va más allá de la mente limitada. El lenguaje del amor se manifiesta de muchas formas, y los que se pertenecen siempre se disfrazaran para manifestar su misión, la que todos y todas tenemos, amarnos a nosotros mismos y amar al prójimo, superando los obstáculos y los conflictos. Ella recordaba lo que sus guías le comunicaron en su día, y se estaba cumpliendo, ambos no os podréis dejar, siempre os ayudaréis el uno al otro, pase lo que pase, ese mensaje y otros que dejó escrito en su diario secreto se quedarían en el aire, hasta que aterrizaran en algún lugar para cumplirse.




© LOLA SÁNCHEZ







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